sábado, 1 de mayo de 2010

Shanghai, una 'expo' tamaño XXL

En superlativo. Así celebró anoche Shanghai la inauguración de la primera Exposición Universal celebrada en un país en vías de desarrollo. No podía ser de otra manera. China volvió a echar mano de la artillería pesada en la segunda ocasión en la que acoge al mundo. La pantalla LED más grande del mundo, la mayor concentración de láseres y focos jamás vista, y hasta cien mil fuegos artificiales lanzados a lo largo de 3,5 kilómetros del río Huangpu iluminaron el cielo de una ciudad colapsada por las masas y la paranoia de la seguridad, dos elementos que van a marcar la actividad de una Expo llamada a batir todos los récords.

Es la más grande de la historia, con una superficie de 5,28 kilómetros cuadrados, similar a la de Mónaco y veinte veces superior a la que ocupó la Expo de Zaragoza. También es la que ha conseguido reunir al mayor número de países (192) y de organizaciones internacionales (50), ansiosos todos por darle un bocado al jugoso pastel económico chino. Claro que no ha salido barato, porque sólo en la organización del evento se han gastado unos 3.155 millones de euros. Una minucia si se tiene en cuenta que el lavado de cara de Shanghai ha disparado la factura final a 44.000 millones, el doble de lo que costaron los Juegos Olímpicos de Pekín.

Pero, si se cumplen las previsiones, habrá merecido la pena el dispendio. Porque se prevé la visita de entre 70 y 90 millones de personas, que convertirán a Shanghai 2010 en la Expo más concurrida en sus 159 años de vida. Podrán asistir a 20.000 eventos culturales diferentes, entre ellos el concierto de Fito y un espectáculo de la Fura dels Baus. Y serán guiados por un ejército de más de dos millones de voluntarios por las maravillas de algunos de los mejores arquitectos y artistas del mundo, que aportan empaque cultural a la cita.

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